Obras de arte












Chica cabezota, nada coquetaalgo rebuscada, soñadora, impulsiva, alegre, sensiblona, con corazón de rubia, armadura de plata y millones de manías. 
Me encanta ese concepto de "comerse el mundo" (y también el chocolate blanco); me gusta la música, pasear por la playa, montar en bici, un "sí, quiero", un viaje, cualquier aventura, como esta... 
Os presento mis relatos, mis trabajos, mis historias, mis pequeñas y humildes obras y otros dibujos de noches sin dormir; os muestro lo difícil que hacemos las cosas más fáciles y lo más perfecto de esa imperfección que nunca vemos. Os enseño a leer, más allá de las palabras; a pensar, a entender que ser feliz solo es cuestión de arte.

Julie Alcázar 

Pausa.

Semanas de silencio, otoño cruelmente sencillo.
Valer la pena. Cambiar el mundo.
Cosas que aceptar, momentos para olvidar.
Que acabe este año de una vez. Y de otra vez también. Y si puede ser que me sorprenda con una copa de Celeste en las manos, brindando por las cosas sencillas. Que el resonar de las campanas de las doce se lleve los pedazos, que de tanto pegarlos, ya no se mantienen unidos. Trocitos de corazón esparcidos por los trescientos sesenta y cinco días que caben en un año de mi vida cruelmente sencillo.
Y yo, adicta a vivir como en una montaña rusa, aún sigo intentando abrocharme el cinturón. Que los pasajes de terror ya no me dan tanto miedo. Ni la pendiente es tan alta como parecía ni la bajada me resulta complicada.
Cientos de personas soy. Miles de personajes se cuelan entre mi chaquetón verde preferido y mi piel, entre la piel y todas las capas que existen hasta llegar muy adentro de mi esencia (esa que no reconozco). Rara vez coinciden la una con la otra, rara vez se dan la mano, rara vez están de acuerdo en algo.
Demasiado rápido para ser real. Demasiado fuego y tan poca agua. Todo para que al final del día lo que necesites sea aliviar tus dudas amando esos incendios.
Dejarse llevar, suena demasiado bien”. Querido Vetusta Morla, lo clavaste.
Ser, así a secas. No serlo, también te seca las lágrimas.
Esperar ansiosa a descender en picado, ¿para qué? Ni siquiera llevo la sonrisa puesta y mucho menos los ojos abiertos. Que contigo me basta, que no me sobra. Que con todas mis protagonistas puedo acabar este, reitero, sencillo otoño que me lleva al invierno.
Suficiente.
Colmada de estaciones, de días fingidos y sorpresas que no me sobresaltan.
Pletórica. Tristemente feliz. Tímidamente enamorada de nuestros siguientes trescientos sesenta y cinco días que nos esperan, a ti y a todas mis compañeras perdidas en las mangas de mi chaquetón verde.


Directo al alma, con tu nombre de fondo y sin espacios. Con mucha pausa.

Julie-

Querida extraña

Querida extraña:
Veo que has estado llorando. ¿Otra vez? Tus ojos siempre te gustaron, tu mirada siempre quedaba fija en lo más importante de cada escena. Ahora todo te parece difícil. Lo sé. Lo sabes de sobra.
Tu escena favorita llegará, no te preocupes. Sigue llorando, no te culpes. Al final el pañuelo se secará y volverás a guardarlo en el cajón. Quedará solo esa sonrisa infantil y asustada. Esa alegría de ser y de estar.

Escupe nudos y ata el corazón


-Te pasa algo.

Ni siquiera pude sostener su mirada. Ni siquiera lo preguntó.

-Contéstame.

Yo seguía pensando en qué momento sucedió.

-¿Qué?

-No te hagas la tonta. Sé que ocurre algo. Vamos. Cuéntamelo.

-¿Cuándo? Le contesté con una pregunta y la conversación se enrarecía cada vez más.

-¿Te refieres a cuándo me enamoré de ti?

Como en una montaña rusa

Quizás más de la cuenta.
Estoy pensando que hay días que se empeñan en no ser como esperabas. Que te rompen todos y cada uno de tus esquemas y planes. Y se te escapan de las manos. Te convierten en protagonista principal de una historia que igual preferirías no haber vivido. Pero la vives. Porque no hay otra opción.
Estoy pensando que hay agujeros que surgen de la nada, en el momento y en el lugar más inoportuno. Y te atrapa, siendo demasiado tarde para huir.